domingo, 4 de septiembre de 2011

Andar sólo da que pensar.

No se si es producto del deseo, de las ganas de sexo, o de los grados sin hielo, pero no me arrepiento de tu hedor por mi habitación. Puede que sea demasiado tarde para escribir, o demasiado temprano, todo es producto de nuestra imaginación y de hasta donde la dejemos despegar. Puedes vivir en un mundo de plástico si asi lo deseas, pero también puedes hacer de él algo fantástico. Los príncipes azules destiñen con lejía si por lejía entendemos manecillas de un reloj. Sólo cabe decir que la vuelta a casa me encanta, es mágica, yo y la calle, todos los sentidos, sudadera y capucha, los coches alterando el sonido de la nada, de la noche, un grillo cantando que calla cuando pasas cerca y vuelve a retomar su canto cuando ya estás lejos. Somos imaginarios, pero todo depende de la imaginación de cada uno.

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