miércoles, 2 de mayo de 2012

La calidad de las sonrisas.

Las prisas, los colegas, las buenas experiencias, los amigos de cerca y la lluvia ahí fuera. Los litros, las borracheras, los problemas, las ojeras y las parejas.
Mucha buena música, mi gente y todo lo que necesito en un pedazo de mundo, fuera de las redes sociales, alejado de la televisión y de cualquier trozo tecnológico. Escuchar la lluvia sobre un pedazo de tela que me salva la vida, despertar con el paso de un tren a unos cientos de metros, los gritos de alguno, o por el frío húmedo del campo.
Sea como sea, he vuelto con las pilas cargadas, no he visto nieve, pero el granizo me golpeó la cabeza, y parece que algo ahí dentro se ha arreglado, ya no necesito nada bueno para sonreír, puedo hacerlo por mi mismo.
Porque lo importante en la vida no es reír, todos podemos reír, aunque estemos muertos por dentro, lo importante es sonreír, no necesitar de nada para ser feliz, depender de uno mismo y de su alrededor, la clave de la vida es esa, la calidad de tu sonrisa, lo fuerte que sea tu carcajada.

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